lunes, 18 de abril de 2011

El click de tu sujetador. La tirantilla que cae por tu hombro y que me avisa de lo que va a pasar justo después. Mis manos que se mueven sola, mi boca que las acompaña. Tu respiración que empieza a subir. Tu boca destrozada a besos y mordiscso. Y esa sonrisa, joder, esa sonrisa. Tu cuello, los lunares que lo decoran. Los que me dicen el camino que tengo que besar. Tus ojos cerrados de gusto.
Tus pechos suaves, tu abdomen liso, donde podría poner cualquier plato de comida y seguiría pensando que tu piel tiene mejor sabor. Tu cintura estrecha. Tus piernas que se abren. Mi boca que intenta empezar lentamente a besarte aquello que dispara tus sentidos pero que no dura ni cinco segundos estable. Mi lengua que busca el punto exacto de tu locura y tu respiración... y tu voz, esa voz de niña pequeña que ahora se convierte en voz de mujer perfecta, que me dice si voy por el buen camino. Si estás dejando de ser formal.
Tus manos que tiran de mis hombros. Las mías que quitan de tu ropa interior (siempre decorada con lacitos que intentan a ocultar con inocencia lo que de verdad quieres en ese momento). Mi cuerpo sobre el tuyo. Rozarnos, lentamente, hasta que somos uno, en un segundo. Entrar dentro de ti.. El mundo que deja de girar, nuestros cuerpos descontrolados. Tu sudor, tus manos en mi espalda, tus palabras, mis caricias, mis manos en el punto que tanto te gusta. Tus palabras ya no son palabras, son gritos. Gritan mi nombre. Tu cuerpo ardiendo por dentro. Ardes. Tiemblas y te estremeces. Tus gritos no parecen humanos. No somos humanos. Somos simplemente el amor en su forma máxima. Sin ninguna limitación. Sin ninguna barrera o pudor. Las horas de repente parecen minutos. Me resulta imposible memorizar en cuantas posiciones estás. Exploto yo también. Te abrazo. Te beso. Te digo que te amo. En ese momento desearía firmar el contrato que hiciera que fueras inseparable para mí.
Y otra vez tengo esa excusa para verte durmiendo a mi lado, para acariciarte y pensar que eres lo mejor que me ha pasado. Que es imposible apagarnos, que juntos siempre vamos a hacer saltar la chispa. Que las camas arden,y solo arden porque tú y yo nos mezclamos.

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