Me enciendo un cigarro. Aspiro el humo. Me fumo todo lo que nunca digo. Observo, a lo lejos, aquel dibujo azul inabarcable, aquel mar de horizonte infinito. Esa imagen entra en mi pupila y llega a mi cerebro como un "Aquí estás,vivo". Brota de mí el pensamiento de que de aquí en adelante nada cambie. Que todo siga como hasta ahora: aleatorio
Cimenté mi vida en los pilares de la inestabilidad. En la risa y el llanto, la superficialidad y la profundidad para quién la merece. En un beso apasionado una noche y en una despedida a la mañana siguiente. En el frío del invierno y en el calor de una cama. En la montaña rusa del arriba-abajo-arriba.En la noche sin dormir y el café para existir.
Cimenté mi vida en un cigarro. Un cigarro encendido, ardiendo, que se consume. La inhalo fuerte, la aspiro y la exhalo sonriendo. Cada bocanada me recuerda que sin saber ni cómo ni cuándo, no cambiaría por nada el ahora. Los problemas y las alegrías son la suma de una parte mucho mayor. Las críticas y los elogios, los fracasos y los éxitos. La prepotencia y la humillación. El dar sin recibir; el recibir sin dar.Todo forma parte de aquello que siempre busco y nunca sé definir: La felicidad.
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