Vivir rápido. Esa era mi mejor virtud. Voltear los retrovisores y acelerar horas,días, semanas y meses. No pensar, no saber la importancia de dar el siguiente paso. Transiciones y personas que venían y se iban sin dejarle quedarse. La coraza de siempre. Mi mejor virtud era la de vivir rápido. Mi peor defecto era que cuando miraba atrás, no me había alejado apenas nada del punto de origen.
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